Hace ya unos años que asisto con pena a una diáspora de seres queridos que abandonan Pamplona porque, dicen ellos, no encuentran nada estimulante en esta ciudad. Además de queridos, estos desplazados suelen formar parte de esas amistades con la que comparto inquietudes, intereses y aficiones. Por eso duele más su ausencia. Alguien me dijo en Londres hace un par de meses "vivo aquí porque es aquí donde ocurren las cosas". Yo no lo creo, hoy las cosas ocurren en Internet: tenemos la misma capacidad de ser partícipes de lo que ocurre en Londres, aquí o en la estepa siberiana. Pero tengo que reconocer que, a ratos, me gustaría estar en esos lugares hacia los que mira el mundo porque las cosas ocurren físicamente allí.

El Festival Punto de Vista ha conseguido, en solamente siete ediciones, un reconocimiento que otros festivales, nacionales e internacionales, no han conseguido con trayectorias mucho más largas y con presupuestos que no se pueden comparar. Y es que Punto de Vista no es un festival de los de fastos, alfombra roja y canapés, es otra cosa: es un referente mundial en cine documental de creación y experimental. Sí, un referente mundial. Desde aquellos Encuentros del 72, nunca el mundo había puesto su mirada en esta ciudad por algo que tuviese que ver con el arte.

Cada mes de febrero me siento muy afortunado y orgulloso porque el mundo nos mira y admira a nosotros, a Pamplona, a nuestro festival Punto de Vista. Ojalá lo siga haciendo.