En el año 2004 apareció en el panorama electoral de Navarra la marca Nafarroa Bai. En su definición se señalaba que se trataba de un esfuerzo de unión y cooperación entre cuatro partidos políticos con el objetivo de que toda Navarra estuviese representada en las Cortes españolas, específicamente la Navarra vasquista y progresista.

La opción recibió en torno a los 60.000 votos y obtuvo un escaño, ocupado muy dignamente por Uxue Barkos. Hasta esas elecciones, y salvo honrosas excepciones del pasado, la representación a Cortes en Navarra quedaba repartida entre UPN (PP) y PSN. La Navarra oficial e inmovilista. Frente a ellos, las izquierdas, los nacionalistas, radicales, ecologistas, y demás malos navarros nos afanábamos en proclamar que los del al lado eran unos falsos, y lo único coherente, auténtico y útil era nuestra opción particular.

Y conseguíamos lo que, en el fondo, inconscientemente, pretendíamos, que UPN y PSN se mantuvieran como única voz de Navarra en Madrid. Perdón, ni eso, que los unos se integraban en el grupo socialista, desapareciendo de la escena y los otros emigraban a Canarias, para formar el grupo parlamentario de la Navarra marítima, supongo.

Aquella unión de partidos supuso recuperar mucho voto que permanecía en su casa, hastiado de ver cómo se tiraban a la basura un montón de votos. Ya sé que el voto es personal y cada uno hace lo que quiere, pero cuando estamos hablando de incidir en la política institucional, lo que necesitamos no es votar, es obtener cargos públicos para expresar y defender propuestas. Y no olvido que a alguna opción política ni se le permitía participar, lo cual es aberrante en una democracia. Y pasó el tiempo. Y todos pudimos presentarnos. Y todos volvimos a ser los más coherentes, auténticos y útiles, pero sin mezclarnos, que mancha.

Previsiblemente, en Navarra saldrán elegidos al Congreso tres opciones políticas. Los unos se disolverán cual azucarillo en la socialdemocracia que dice que no va a hacer lo que está haciendo; los otros representarán al genuino pueblo vasco en busca de su independencia, ¿qué independencia?, ¿la de los mercados?; y los demás consolidarán su Navarra foral, católica, española y de las buenas costumbres. ¡Ah! Otros, desde lo federal, podrán seguir diciendo que el sistema electoral es injusto, y los más espirituales deberán esperar al mañana.

Mientras, algunas seguiremos creyendo que es posible cambiar el mundo, el país, el pueblo, que para eso sobran muchas opciones electorales, y que la Historia nunca se acaba en un momento determinado. Esperemos tener un tiempo apacible el día 20-N para acudir a la montaña. Nos vemos y nos encontramos.