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Los menores y la caza

Vaya por delante que estoy a favor de la formación del colectivo de cazadores. Una vez hecha esta puntualización, tengo que manifestar mi profundo rechazo al sistema para la obtención de la licencia de caza para los nuevos cazadores, no en el fondo, sino en la forma. Los hijos de los cazadores riberos y todos aquellos chavales de esta zona de Navarra que han encontrado en la caza la actividad que quieren practicar, sufren un agravio comparativo. Nuestros hijos, cuando quieren obtener la licencia de caza y el permiso de armas comienzan por realizar, con suerte, tres desplazamientos a Pamplona: uno obligatorio de formación, el propio del examen y el correspondiente al manejo del arma con la Guardia Civil, teórico y práctico el mismo día. Si ponemos como punto de partida Tudela, aunque hay muchas poblaciones riberas más alejadas, la media que deben hacer es de 700 km. El precio oficial es de 0,30 euros por km. Por si fuera poco esto, las fechas de las dos convocatorias coinciden con las de los exámenes de fin de curso, mayo y junio. Como ejemplo podemos poner a la Guardia Civil que realiza las pruebas todos los meses. Por no hablar del sistema francés, en el que la caza es considerada como un derecho. Al otro lado de la frontera, con un ordenador portátil, dos personas recorren hasta las poblaciones más pequeñas, dando los resultados del examen en el acto.

(...) A las tasas de la convocatoria, habría que sumar las del kilometraje, el reconocimiento médico, licencia de caza, la cuota del coto (duplicada para hacer frente a los daños) y además, asumir, a partir de junio de 2012 el coste de la contratación obligatoria de un guarda. Son demasiadas cargas para unas economías tan deterioradas. Nuestro colectivo, el de cazadores, es el mismo que también paga sus impuestos y sufre la crisis como el resto. Cada vez se piensa menos en los administrados y esto no es una buena señal. Muchos temas administrativos deberían resolverse utilizando un pensamiento lógico. Para vigilar un examen tipo test, no hacen falta especialistas y seguro que cualquiera de los funcionarios que desarrollan su actividad laboral en la Ribera están suficientemente preparados y se les podría encomendar durante dos horas a estas tareas. Encontrar un local adecuado no sería ningún problema y siempre es más fácil y menos costoso desplazar a dos o a cuatro personas que a cuarenta. Además serviría para que se dieran cuenta de una vez por todas que hay la misma distancia entre Tudela y Pamplona que de Pamplona a Tudela, ¿o no?