No hay dinero para la Escuela de Teatro, ni para educación, se despiden profesores de música de un centro recientemente inaugurado, etcétera.

Todo resulta ser puro de teatro, cada uno hace su papel perfectamente y con gran credibilidad, mientras entre bambalinas se reparten el beneficio de su actuación y complicidad.

El público se mete en el papel de los protagonistas de tal modo que se oyen sollozos y en ocasiones aplausos, toda una buena interpretación.

Salimos todos convencidos y recomendamos la obra por su buen contenido y actuación, sin darnos cuenta de que en realidad nos están birlando las carteras y quitando el presente y futuro cultural así como otras importantes actuaciones sociales.