Esta es una de esas tantas veces en las que un político o política hace unas declaraciones y, poco después de finalizarlas, queda patente que se ha equivocado de pleno o que quizá ha criticado hechos o actos que él o ella misma ha llevado a cabo anteriormente.
Me refiero a las declaraciones realizadas el pasado miércoles por Yolanda Barcina, sobre el papel presidenta de todos los navarros y navarras. Dijo textualmente: "Los ayuntamientos gobernados históricamente por la IA son ejemplos de totalitarismo".
Si echamos mano del diccionario de la Real Academia Española, define esa palabra como el "régimen político que ejerce fuerte intervención en todos los órdenes de la vida nacional, concentrando la totalidad de los poderes estatales en manos de un grupo o partido que no permite la actuación de otros partidos".
En tiempos en los que Yolanda Barcina campaba en el Ayuntamiento de la ciudad (1999-2011), estuvo siempre a disposición del pueblo y trabajando por y para él, atendiendo a sus peticiones. Y a los hechos me remito.
Tras las peticiones de la mayoría del pleno del Ayuntamiento del cese de Simón Santamaría de la jefatura de la Policía Municipal, tanto en 2007 como en 2009, la entonces alcaldesa lo mantuvo en su puesto. Eso son bemoles.
Y qué me dicen de la gran labor política realizada con la implantación del centro comercial anglosajón en el centro de la ciudad, donde iba ubicada la biblioteca general, o el una y mil veces consultado parking de la plaza del Castillo. De nuevo teniendo en cuenta al pueblo y siendo flexible a otras posibilidades. Dicho de otra forma, dejando claro quién mandaba ahí.
Si vamos al siempre candente y apetitoso tema lingüístico, desde el trono consistorial se pusieron todas las facilidades posibles a una de las dos lenguas oficiales de la ciudad, bien para mantenerla, estudiarla, bien para formar a los niños y niñas dentro del modelo D, y por qué no también en la señalización vial en la que la ley aprobada se queda en la teoría. Todo esto en una ciudad que, de nuevo con el apoyo y consentimiento de la ciudadanía, luchó con una campaña primorosa por ser ciudad cultural europea en 2016. Sí, sí, cultural. Vamos, que se hizo porque ella lo valía. (Y no hablo de la ciudad).
No soy rencoroso ni lo pretendo ser. Tan solo recuerdo datos. Y estos no se hicieron con aprobaciones masivas ni mucho menos ciudadanas.
En definitiva, los bemoles, el aquí mando yo, y el porque yo lo valgo, son variantes para nombrar eso del ejemplo totalitario.