Síguenos en redes sociales:

Educador social: un trabajador relegado al olvido

Hoy día que es tan habitual salir a la calle a manifestarse entre otras cosas contra los recortes presupuestarios en educación, me gustaría hablar de un sector de la educación que muchos desconocen y otros ignoran descaradamente: la protección de menores.

Con esto me refiero a aquellos niños que se encuentran en situación de desamparo, niños que han recibido abusos, malos tratos o de los que nadie se hace cargo. Un tipo de educación que parece escondida y no reconocida; un sector de trabajadores que, al igual que los maestros, educan a nuestra población más joven, pero en este caso a la más necesitada, que les enseña, les cuida y protege durante 24 horas al día. Un sector de trabajadores que son muy importantes en esta sociedad actual, pero que parecen ser ignorados, infravalorados y menospreciados por el Gobierno foral de Navarra.

La enseñanza como tal se ha convertido en un sector público, dependiente del Gobierno, y cuyos trabajadores son funcionarios. En cambio, la educación social se deja en manos de empresas privadas que se rigen por convenios y conciertos arcaicos con los que se trabajaba hace treinta años, cuando eran las órdenes religiosas quienes se ocupaban de los desfavorecidos.

La Administración supervisa el trabajo realizado, pero no las condiciones pésimas en las que el trabajador las realiza.

No sirve de consuelo saber que es un trabajo vocacional, en el que se trabaja con seres humanos, con niños que son nuestro futuro; los trabajadores de lo social también tienen familias e hipotecas que pagar, y también poseen una titulación universitaria que les avala como profesionales.

Deberíamos invertir en futuro, en prevención de una problemática que cada día crece exponencialmente y que se está convirtiendo en una enfermedad social