El día 13 de abril me vi obligada a desplazarme a Madrid. Un mes antes había dado a luz y, evidentemente, el bebé tenía que viajar conmigo. Pensé, no hay problema, en lugar de irme desde San Sebastián me voy desde Pamplona que el viaje es más corto y el niño lo aguantará mejor. Voy a comprar el billete por teléfono y, primera zancadilla, no pude hacer la gestión porque, como no lo había hecho nunca, lo tenía que adquirir en ventanilla. Llego a la estación con tiempo y pido un billete advirtiendo que viajo con un bebé. Me dicen que no hay problema, el bebé no paga pero lo tengo que llevar en mis brazos. Me quedo ojoplática y le digo al señor de la ventanilla que un bebé de un mes no puede ir durante todo el viaje en brazos, ni por seguridad ni por su comodidad. Segunda propuesta: puede comprar otro billete y llevarlo a su lado. Conclusión, los bebés sí pagan y siguen yendo sueltos e inseguros. Tercera propuesta: lleve la maxicosi sobre sus piernas. Sin comentarios. Pregunto si hay algún asiento libre con mesa, dentro de lo malo, llevaría el capazo delante de mí. Respuesta, no porque puede molestar a otros pasajeros. Buena apreciación, la próxima vez llevaré un bozal por si al bebé le da por llorar.

Indignada y sorprendida con el señor de la ventanilla y su superior que no hace otra cosa que escurrir el bulto, asalto el tren para buscar una solución dejando a mi hijo con mi hermana. Por fin encuentro gente amable y comprensiva. Me dan una solución coherente, pague un billete en preferente y viaje en un asiento individual junto al carrito del niño, el bebé en su sitio y los frenos bien echados. Desde aquí doy las gracias a la azafata y al personal del andén que me ayudaron a subir con el pequeño al tren. Vuelvo a confiar en la humanidad de algunas personas y tanto mi hijo como yo llegamos bien a nuestro destino.

Un aviso, si usted va en silla de ruedas, corra si tiene que coger billete ya que solo hay una plaza para discapacitados. Por supuesto, olvídese usted de una rampa de acceso. Hay un vagón-bar, pero no hay un vagón adaptado para minusválidos y carritos de bebé. Nos queda tanto por aprender?