Un trío de villanos
La historia del cine nos ha dejado innumerables tríos que han marcado la vida de muchas personas. Espectadores/as que nunca podrán olvidar esa película que un día remoto vieron en la que tres eran los protagonistas principales. En algunas ocasiones fueron jóvenes magos (Harry, Ron y Hermione), en otras animales infantiles (Mickey, Minnie y Donald), también los hay de animación (Shrek, Fiona y Burro), y de ficción (Gokú, Bulma y Krillin). Yo, al igual que vosotros, también tengo mi propio trío que un día conocí y que jamás podré olvidar, aunque en este caso no se trate de superhéroes de dibujos animados o de magos. No, para mí perdurarán en la memoria como los tres villanos que quisieron arrebatar a un pueblo entero sus ganas de vivir con dignidad en la tierra que los vio nacer. Son tres, de carne y hueso, de realidad (aunque bien de una pesadilla se podría tratar). Tres son los villanos de la película de mi vida que a continuación les presento. En primer lugar tenemos en el gobierno del Partido Popular al ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, villano número uno, que en su afán por llevar a cabo el PHN (Plan Hidrológico Nacional), contempla el recrecimiento de Yesa como obra imperante a realizar, comprometiéndose a ejecutar tantas inyecciones económicas como sean necesarias para llevar a cabo su propósito. El villano número dos tiene el papel protagonista ejerciendo las funciones de la presidencia de la CHE, Xabier de Pedro, del PAR, partidario confeso del recrecimiento de Yesa. Y para finalizar les presento a mi favorito, este no es individual, se trata de un colectivo. Son los gentiles caballeros que, movidos por sus ambiciones personales y económicas, son capaces de traicionar, especular y venderse al noble interés del capital, repudiando el amor y respeto hacia la tierra, dejándose inundar o que inunden y arrebaten a sus vecinos/as de tierras sus raíces y esperanzas de una vida futura laborando las tierras que durante siglos dieron de comer a los antepasados del lugar. Este es el trío de villanos de mi película, que hacen lo imposible por no dejarme disfrutar, que hacen que se me atraganten las palomitas, que me hacen estar de pie ante la tensión de la escena, que me dan sustos de muerte, que no me dejan respirar. Pero la película aún no tiene un final, y yo personalmente las prefiero con uno feliz. Por eso, y como director y actor de mi película, a luchar contra los villanos me voy a dedicar para alcanzar ese esperado día en el que poner fin a la película con el título de ¡Yesa no más!