Soy madre de una niña de dos años y medio que desde septiembre sufre otitis media recurrente, con múltiples episodios de otorrea, dolor y perforaciones timpánicas. En siete meses ha padecido nueve reventones, ha recibido nueve tandas de antibióticos y ha desarrollado incluso infecciones por hongos. 

En octubre de 2024, la otorrinolaringóloga pediátrica del sistema público valoró la necesidad de una intervención quirúrgica. Sin embargo, a día de hoy, mayo de 2025, seguimos sin fecha de operación. Mientras tanto, mi hija continúa sufriendo, con riesgo de secuelas auditivas y de desarrollo. 

Además del sufrimiento físico, este retraso está implicando un uso excesivo y desaconsejable de antibióticos, algo que favorece la resistencia bacteriana, un problema grave y creciente de salud pública

Soy plenamente consciente de la crítica situación que atraviesa actualmente la sanidad pública navarra, con listas de espera desbordadas y profesionales saturados. Pero una cosa es entender las dificultades del sistema, y otra es aceptar la inacción ante un caso tan evidente de necesidad médica urgente. Las listas de espera no pueden justificar el abandono sanitario de una menor. 

He presentado una queja al Defensor del Pueblo de Navarra, así como numerosas reclamaciones, tanto a consultas Príncipe de Viana como al Hospital Universitario de Navarra, porque considero que esta espera vulnera el derecho de mi hija a una atención sanitaria digna y oportuna.

Como madre, he hecho todo lo que está en mi mano. Pero la respuesta médica que necesita sigue sin llegar. Es urgente que se actúe.