Nosotros, los pobres, soportando los insultos de los ricos
Por el llamativo título me parezco a ese columnista de DIARIO DE NOTICIAS, Chivite, que vuelvo a creer en Dios cada vez que tengo el privilegio de leerle. He soñado que me han llamado ocho millones de pobres para que hable en nombre de ellos. Los ocho millones nos lo dijo hace bastante tiempo el rotundo Paco Roda, que por cierto se pone a dar hostias a diestro y siniestro como mandan los cánones, dice verdades como templos. Quiero aclarar que yo no soy pobre. Trabajé 42 años en Banesto y me tocó ser testigo de que el dinero era y sigue siendo motivo suficiente para matar si es necesario. Ahora nos enfrentamos a un nuevo mandamiento: "Entre Dios y el dinero lo segundo es lo primero". El dinero como medio puede pasar, pero el dinero como fin la hemos jodido. Tengo el defecto de desconfiar de los ricos.
Al presidente Rajoy le tenemos que aclarar que también existen españoles en la más absoluta de las pobrezas. Me asusta que muchos de los pobres voten a los ricos del PP y aquí a los de UPN. Miles de obreros hacen lo mismo. Los partidos políticos y los sindicatos no consideran que el mayor problema sea evitar que la gente se muera de hambre. Muchos de ellos esperan a la noche para hurgar en los contenedores y cuando terminan se van a sus chabolas. Reconozco que la izquierda defiende necesidades y la derecha sus privilegios. Se pierde mucho tiempo en defender cada uno su patria. Dichosas patrias. Cuando hablo de estas cosas me sorprende la tranquilidad de muchas personas cuando me aclaran que los pobres de ahora nada tienen que ver con los pobres de antes, vamos muy bien. Ministros con sueldos millonarios convertidos en gerentes encantadísimos en defender una España grande y libre, ya lo decía Franco. Y ojo con los catalanes que, por lo visto, los altos cargos militares se han enfadado y cuando se enfadan es para echarse a temblar. Un saludo a mi amigo Lasa, encargado de dar de comer a los pobres de Pamplona.