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Hola, soy Patxi y estoy vivo

La semana anterior a San Fermín, por lo oído, alguien corrió la voz de que Patxi Alcalde Cilveti, "el que fue presidente del Colegio de Arquitectos" había fallecido. Por razones que pueden entenderse no he indagado ni la profundidad que adquirió la noticia ni el motivo de mi fallecimiento.

Me enteré del asunto por dos fuentes distintas, en la misma mesa de un bar, el día 18 de julio. Enseguida lo relacioné con una singular llamada telefónica recibida el pasado día 4, a las 9 de la noche, en la que un amigo me mostraba un especial afecto a pesar de que nos habíamos despedido a la una del mediodía.

Por esas fechas, o un poquito después, estuve releyendo un libro titulado ¿Qué es la vida?, cuyo autor es Erwing Schrödinger, premio Nobel de Física, junto a Dirac, por su aportación a la formulación matemática de la Mecánica Cuántica. Ya comprendo que es un poco rarito que me interese Einstein, Schrödinger, Berkson, Roger Penrose o Mandelbrot, entre otros? Así me va.

Pues bien, Schrödinger es conocido fundamentalmente por dos cosas. Una es su famosa y fundamental ecuación de onda, de difícil manejo a pesar de que se esté familiarizado (que casi nunca se está suficientemente) con el espacio complejo de Hilbert, la solución de ecuaciones diferenciales en derivadas parciales, hamiltonianos, laplacianos etcétera. La otra y mucho más popular es la paradoja del gato de Schrödinger, de la que opina casi todo el mundo, a pesar de que para entenderla hace falta aplicar la ecuación de onda anterior que, como decía, no la entiende casi nadie. Hablamos naturalmente de entornos ajenos a profesionales especializados.

El experimento mental consiste en encerrar a un gato, por un tiempo determinado, en una caja estanca y opaca que contiene además un veneno y un átomo radioactivo, con una probabilidad de desintegrarse de un 50% en ese tiempo. En el caso de desintegrarse el átomo, un mecanismo libera el veneno y el gato muere.

Pues bien, según parece, aplicando los principios de la Mecánica Cuántica, en este experimento hay una superposición de estados del gato de forma que a la vez está vivo y está muerto, superposición que desaparece cuando se abre la caja, en cuyo caso el gato aparece o vivo o muerto.

Desde 1935 han corrido ríos de tinta para aclarar el enigma, decoherencia cuántica, mundos paralelos, sistemas con demasiadas partículas, variables ocultas, etcétera. Tengo una idea clara, que naturalmente puede no ser cierta, sobre este asunto pero su exposición no viene al caso entre otras cosas porque es casi seguro que no le interese a nadie. Lo que importa es que a pesar de mi afición a la Mecánica Cuántica jamás se me ha pasado por la cabeza sustituir el gato de Schrödinger por mi persona. Sería inútil y muy peligroso. Además nunca he tenido un contador Geiger ni veneno.

Así que pueden comprobar que, puesto que no he hecho el experimento, siempre he estado vivo sin ambivalencia y, además, en estado activo, profesionalmente hablando.

Hago esta aclaración tanto para aquellos o aquellas que han sentido mi pérdida, como para los que no lo han sentido tanto. A todos ellos les envío un afectuoso saludo.