Seguridad Social, ¿gratuita, pública?
Hay gente que cree que por haber graciosamente nacido en este país tiene derecho a la asistencia médica gratuita de la Seguridad Social y que confunde el concepto de público con el de gratuito, cosas tan diferentes como distantes.
Tampoco solemos tener demasiado claro las cantidades que se nos descuentan de la nómina. El sueldo bruto de una persona que cobra unos 1.000 euros netos está en unos 1.800; la diferencia son pagos y retenciones por distintos conceptos. El trabajador aporta concretamente a la Seguridad Social un 4,7%, es decir 84 euros al mes, es decir 1.184 al año, al margen del 23,6% que paga el empresario, 5.947 al año. Total: 7.131 euros por año y nómina. Es difícil saber exactamente qué cantidad se destina a la asistencia médica pero, como podemos ver, de gratuita nada, y de barata tampoco, por algo se frotan las manos las compañías privadas de seguros que aspiran a controlarla.
Lo de público es únicamente porque la gestiona para todos el gobierno correspondiente, ya sea central o autonómico, es decir nuestros políticos. Por lo tanto, si uno deja de cotizar porque tiene la desgracia, muy compartida en este país, de quedarse sin trabajo primero, y que se le acabe la prestación social después, comprobará que, sin importar los años que haya estado cotizando anteriormente, le dirán en el ambulatorio que su tarjeta sanitaria no vale y se habrá convertido para ellos en lo que solemos llamar un sinpapeles. Aunque si tienen que operarle lo harán, pero, ojo, porque nuestra Seguridad Social pública no le va a perdonar nada, y si de su ruina personal se ha salvado algo, como pueda ser la parte con sus hermanos de la casa del pueblo o su coche de 15 años, no van a dudar en embargarle todo lo que le sea embargable para cobrar su deuda, siempre, claro, de la mano de la ley.
Por lo tanto, no tenemos una Seguridad Social gratuita; es de pago, es cara, es cada vez peor, y además es obligatoria, por lo que si no te gusta,te aguantas. ¿La causa? Siempre vamos a parar a lo mismo. Cuenta la leyenda que el rey Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro, lo de nuestros políticos es igualmente milagroso pero menos edificante, ellos lo que tocan lo convierten en mierda.