Muchas y muy variadas son las formas en las que poder resumir lo acontecido estos meses. Diferentes depende con quién y de qué hablemos. Nunca será lo mismo que haga un resumen del año la viuda de Mandela que un superviviente en Filipinas o Bill Gates. Pero no me quiero ir a esos extremos, que aunque son reales, creo que nos quedan un poco lejos de las vidas diarias de la mayoría. No quiero caer en la tentación ni en el error de resumir el año desde el punto de vista de los que manejan el cotarro. No merece la pena. No me resulta saludable. Cada uno que acarree con lo suyo. Quienes nos mienten, nos roban, nos manipulan, nos quitan derechos ya saben lo que hacen. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio.
Prefiero dar la cara por la ciudadanía de a pie, la corriente, la que padece y a pesar de eso mira hacia adelante. Que vaya bueno el nuevo año para quien se lo ha ganado, para el que vive al día porque hemos tenido que aprender a hacerlo así, para el que no le llegan los 400 euros ni al décimo día de mes, el que lleva meses parado, el que sufre una enfermedad incurable, para sus familiares que se han quedado sin ayuda para cuidarle, para los que están en la trena sin tener que estar, los que están para pagar sus errores graves cometidos, los que estrenan maternidad o paternidad, los que finalizarán la carrera con un futuro muy incierto, los que se tendrán que ir, los que tendrán que volver, los que están en huelga y sufren sus consecuencias, los que dan un giro a su vida, los que no se atreven a darlo, los que luchan por lograr sus objetivos, para los fieles a sus ideales, para las nuevas amistades, para los que mantiene las viejas, para la gente que vive sola, para los que no pueden dejar de beber, para los que la droga es su latido, para los que la vara de medir es del todo desigual, para los que partirán de viaje sin billete de vuelta, los que se enamorarán sin saberlo, para los que deciden plantarse ante el jefe porque ya no aguantan más abusos, para las que sufren en silencio de puertas adentro, para los que piensan con criterio propio, para los que su pasión es educar en su lengua, para las familias que confían en ellos, para los niños que no son conscientes del tesoro que están aprendiendo, para los que arriesgan, para los que sueñan despiertos y los que tienen pajarracos en la cabeza, para los que siguen reclamando verdad tantos años después, para los que por circunstancias de la vida han cambiado, para los que se agarran a algo que no comparten por comodidad, para los que parten peras en sus relaciones. Para todos/as que vaya enorme, que somos nosotros/as los que hacemos que esta historieta siga girando. Urte berri on denoi!