El pasado 19 de diciembre asistí por primera vez a una sesión del Pleno del Parlamento de Navarra. Quisiera transmitir la imagen que algunos parlamentarios me ofrecieron mientras estuve en la zona de invitados.

Observé perplejo cómo la presidenta de nuestro gobierno, mientras los parlamentarios iban exponiendo sus cuestiones, se dedicaba bien a manejar su móvil o tableta, cuando no a hablar con el señor Adanero, sentado detrás de ella, dando la espalda al parlamentario que desde la tribuna hablaba, aún cuando se dirigía directamente a ella. Esta misma señora, cuando una parlamentaria se dirigía a la cámara en euskera no se dignó a ponerse los cascos para escuchar la traducción, no le debía interesar, solo cuando oyó su nombre, no antes, se los puso.

Observé cómo el señor Sánchez de Muniáin, tras responder a una parlamentaria acerca de una pregunta dirigida a él respecto a la captación de la ETB, recogía la única hoja escrita de su escritorio, la guardaba y se dedicaba al manejo, a dos manos, de su móvil, sin prestar ninguna atención a lo que en la Cámara se decía. Tiene una práctica con el móvil que para mí quisiera.

Y para acabar con las hazañas de sus señorías, no puedo olvidar al consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Javier Morrás Iturmendi. Este caballero estuvo manejando con la mano izquierda su portátil táctil, mientras con la derecha y su cabeza supongo que intentaba, sin conseguirlo, evitar miradas indiscretas. Y qué creen que hacía, pues ver catálogos de ropa. A este señor le pagamos cada año 75.933,22 euros, según consta en su declaración en el portal del Gobierno abierto. Le preguntaría si es de justicia que se dedique en una sesión parlamentaria a mirar ropa por catálogo, entiendo que entre sus funciones de consejero no se encuentra. Veo su currículum en Internet, si en la carrera de derecho o en los cursos de especialización había alguna asignatura de ética política; o no la comprendió o no la practica. Lo que tengo claro es que tiene tres carteras a su cargo, veo continuamente en la prensa a los trabajadores de sus áreas con quejas y problemas y vi a su consejero perder gratuitamente el tiempo.

Y estos son los que, entiendo, mayor interés tienen en cuidar sus formas? miedo da pensar lo que pueden hacer los demás. Ya sé que esto quizá no pase de ser una anécdota, pero no por conocida es menos indignante. Yo, como tantos otros, suelo decir que tenemos los políticos que nos merecemos, pero no, estoy en un error, no nos merecemos estos políticos. Tiene que haber algo mejor. Solo hay que buscarlo.