Vemos esto del top manta en las ciudades o en las playas durante el verano, en las que gentes, por lo general subsaharianos, venden en las calles distintos artículos que son imitaciones de marcas registradas y que son severamente perseguidos por los propietarios de las marcas en cuestión (aunque a veces puedan haber sido hechos en las mismas fábricas), así como por los comerciantes que tienen un establecimiento por el que pagan impuestos para vender productos parecidos, convencidos de que los top manta les hacen una competencia desleal.

Desde que se han puesto en marcha los distintos pactos internacionales de libre comercio, obviando los aranceles y al amparo de la globalización con la supuesta idea de que todos los países tuvieran las mismas oportunidades de comercializar sus productos, se ha conseguido lo contrario de lo que se pretendía, o mejor dicho, exactamente lo que les interesaba a las multinacionales que nos vendieron la moto, de la mano de los distintos gobiernos, para conseguir terminar de hundir las pequeñas industrias. Así es que nos encontramos con que un montón de multinacionales y grandes marcas producen en China, Taiwán o cualquier país asiático a precios irrisorios y en condiciones, que en algunos casos, se aprovechan de situaciones laborales de semiesclavitud, para luego vender sus productos en el resto del mundo con beneficios sin competencia. Artículos que utilizan su vitola internacional de productos de calidad, en ocasiones, únicamente terminando los mismos en el país de la marca, para poder poner en la etiqueta el made in (hecho en), pero que son fabricadas en condiciones ínfimas, muy por debajo del nivel que promocionan y por lo tanto, también una forma de falsificación.

Esto sí que es hacer top manta y no por negritos que tienen que sobrevivir, sino por multinacionales. Una clara competencia desleal a los pequeños productores del resto del mundo, al amparo de gobiernos como el nuestro, rendidos al liberalismo capitalista de la globalización que está haciendo cerrar empresas e inundando las oficinas del paro.