Scout un día, scout para siempre
Cuando le cuentas a alguien que no conoce el escultismo que has sido scout toda tu vida te mira con cara de estar imaginándote vendiendo galletitas de puerta en puerta. Por suerte, los que hemos tenido el privilegio de disfrutarlo desde bien pequeños sabemos que haber sido scouts nos ha aportado una forma enriquecedora de ver la vida.
Hemos sido afortunados porque hemos podido crecer en un grupo con el que hemos compartido mil aventuras, con el que hemos reído de campamento, con el que nos hemos sincerado en las actividades de reflexión, con el que aún hoy, muchos años después, sonreímos recordando el disfraz de aquella velada, el abrazo en aquella cima e incluso el mal trago de esa tormenta en aquella tienda de campaña... Y es que, detrás de todas esas actividades, hay una metodología que resumimos en lo que llamamos proyecto educativo scout, que pretende crear personas comprometidas a través de tres pilares fundamentales: la opción estilo, la opción país y la opción fe.
Tan importante es la opción fe y la vida en la parroquia que hace unos años los miembros de la Asociación Scout de Navarra (que aglutina a 9 grupos y más de un millar de chavales) no dudaron en aprobar un cambio en sus estatutos para que, en caso de no poder constituir un equipo directivo que represente a la asociación, sea el propio arzobispo quien la lidere.
Esto nos ha llevado a una situación a la que no nos habríamos imaginado nunca que pudiéramos llegar. Ya que, a pesar de que se propuso un nuevo equipo directivo completo, el arzobispo decidió seguir liderando nuestra asociación, haciéndonos llegar propuestas en tono imperativo que no acaban de concordar con nuestro proyecto educativo labrado a base de decenas de años de trabajo. Todo este tiempo nos hemos caracterizado por crecer dentro de una parroquia y, como tal, formamos parte de ella e intentamos aportarle lo máximo que podemos. Pero lo hacemos a nuestra manera, con una metodología contrastada por el paso de los años y con un planteamiento basado exclusivamente en el voluntariado. Finalmente, y sin darnos opción a dialogar, el arzobispo ha decidido disolver la Asociación Scout, según dice por una falta de sintonía...
Quizá ha llegado el momento de que las personas de a pie decidamos si queremos vendedores de galletitas o jóvenes que crecen siendo educados en valores y desarrollando una actitud crítica. Y entre todos, le hagamos llegar al señor arzobispo nuestra decisión. Sólo queremos seguir siendo parte activa de las parroquias de nuestras localidades y aportarles horas y horas de voluntariado y educación.
La autora fue monitora grupo scout San Andrés entre 2004 y 2009