Desde hace unas semanas España es víctima de una ola de frío siberiano que obliga a sus habitantes a elegir entre morir de frío o morir de miedo al ver la factura de la luz. Esto no es algo raro en nuestro país, la batalla entre los españoles y las industrias eléctricas lleva abierta bastantes años. Desgraciadamente el Gobierno ya se posicionó a favor de las eléctricas hace tiempo, cuando en la pasada legislatura se aprobó el impuesto al sol, que penalizaría cualquier intento de los ciudadanos por conseguir el autoabastecimiento energético por medio de paneles solares o instrumentos similares. Sin embargo, las excusas para la subida de del precio de la luz este invierno han sido de lo más pintorescas. El ministro de Energía culpó principalmente a la escasez de viento y precipitaciones, lo cual es curioso dado que la falta de viento o lluvia en esta época del año es bastante característica.
Si seguimos así, los españoles tendremos que retomar la ancestral tradición de invocar a la lluvia mediante danzas, esta vez no para mejorar las cosechas, sino para que baje la factura de la luz.