Este año estamos de celebración en el barrio de la Milagrosa y la mayoría de los que vivimos aquí lo desconocíamos. Tengo que admitir que me quedé desconcertado cuando me dijeron las propias trabajadoras de la biblioteca pública que se cumplían los 30 años de su inauguración. Muchos recuerdos se me pasaron por la cabeza en ese momento y todos de agradecimiento por el servicio que nos ha dado durante este tiempo y del que esperamos siga ofreciendo durante muchas décadas más.

Sin embargo, no deja de llamarme la atención que un servicio tan necesario en un barrio que lo demanda, siga encontrándose en una situación tan precaria como 30 años atrás. Por un lado, su ubicación, escondida en los bajos de un edificio que no se encuentra a pie de calle y con problemas de accesibilidad para ciudadanos con problemas de movilidad. Después, por su idoneidad para el servicio que ofrece, ya que no dispone de luz natural, ni ventanas para una correcta ventilación y ni tan siquiera dispone de las salidas de emergencia mínimamente exigibles para el tipo de instalación que estamos hablando.

Si a esto sumamos que la plantilla actual está compuesta por dos bibliotecarias nos podemos hacer a la idea de la situación tan complicada que muchas veces existe para dar el servicio de calidad que nos tienen acostumbrados, llegándose incluso a dar situaciones en el que se han cerrado las instalaciones por falta de personal.

Es por estas razones por las que demandamos desde el colectivo vecinal de Arrosadía que se traslade la actual biblioteca pública y que se equipare la plantilla a la existente en otras bibliotecas aledañas.