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Buenas universidades

Están lejos de estar entre las mejores, probablemente porque sus planteamientos, fines y organización no lo facilitan, cojeando en investigación e innovación en relación con aquellas. Sin embargo, los conocimientos que se adquieren en nuestra sociedad y universidades permiten que muchos técnicos y profesionales formados en ellas se encuentren en un gran nivel y nos encontremos ante técnicos y profesionales de alto nivel en el conjunto mundial.

Quizás el ejemplo más paradigmático de nuestra calidad es el gran números de universitarios españoles de diferentes disciplinas que, por diferentes razones (entre otras la falta de ambición y de senderos profesionales despejados de nuestras universidades), fueron a países con más altos niveles y alcanzaron esos niveles en sus universidades e instituciones. Y pudieron hacerlo porque la formación recibida aquí hizo que allí fueran competitivos.

Universitarios y sociedad, universitarios y padres pueden estar tranquilos pero nuestras universidades deben mejorar.