Muchos, muchísimos de los que somos hijos de la Guerra Civil vomitamos de asco y náuseas de tanto oír día tras día, a estas alturas, hablar y hablar sobre Franco, dándoles cancha a los fascistas y toda su prole, que es muy amplia, simple y sencillamente porque supo perpetuarse a través de la ley, del miedo y del dinero en lo que llamaron democracia.

Franco fue un asesino en serie, un psicópata. Cargó de dinero y poder a la Iglesia católica, que siempre se ha encontrado y encuentra muy cómoda con los ricos. Hizo ricos a los que le seguían por miedo y más ricos a los que le ayudaron. El dinero ha sido y será la clave del fascismo y sus seguidores.

Dictador es poco decir, porque la mayor dictadura es la ley, sobre todo cuando es laxa como la actual, interpretada por jueces que todavía viven de la ideología de los ricos. La Iglesia y los ricos siempre han sido y son de derechas, porque es quien les defiende a ultranza.

Señores del gobierno, señores y señoras políticos, al grano, déjense de monsergas y de marear la perdiz con leyes, decretos y demás martingalas.

Franco fue un asesino en serie, cruel, frío y calculador, y los jueces que retuercen las leyes son sus hijos, porque viven demasiado bien. Mientras no se mueran, estaremos bajo la dictadura del imperio de la ley fascista al más alto nivel.

Saquen a todos los habitantes muertos, sean republicanos o no del Valle de los Caídos, y salten por los benditos aires ese cementerio cruel para los que no pidieron permiso para morir, el Valle de los Caídos, por dignidad humana.

Amén.