Bastaba una simple corrección del escrito y haberte evitado este ridículo. Bastaba una pequeña observación de tu director para inducirte a la reflexión y evitar una innecesaria publicidad negativa a empresa y compañeros. Has meado fuera del tiesto una vez más y parece que te has quedado a gusto. El nivel del periodismo al que se le añade el título de madrileño tanto por su vocación de distribución nacional desde su ubicación centralista como por su doctrinarismo a escarpelo, pasa de lo provocador a lo mezquino de un día para otro por obra y gracia de algunas firmas asentadas en la villa y corte toreando la actualidad con el despliegue de su tremendismo y su severa planta de causticidad.

¿A dónde nos conduce esta escalada de mal gusto, esta codicia de exabruptos? ¿Es el periodismo basura el que defiende como institución Arcadi y en el que se quiere proclamar abanderado? Creo que ha llegado tarde a ese cometido. Jiménez Losantos, esa alma en pena, lleva tal título desde que un día tomó la responsabilidad de la dirección de aquel programa mañanero de la Cope de desgraciado recuerdo, y del que los obispos de la CEE tomaron buena cuenta ya que, a mi modo de ver, hicieron dejadez de sus responsabilidades y dilapidaron su credibilidad apostólica ante una opinión pública desconcertada.