Ironías del destino, el primer concierto en el Navarra Arena probablemente sea el último en nuestra tierra de un rockero al que debemos mucho. Por tanto, esta noche estamos ante una cita inexorable para disfrutar del padre, el Maestro del rock urbano nacional.

Rosendo es rock, mala leche como él dice, crítica en estado puro que le ha acompañado durante toda su trayectoria musical y de forma inquebrantable. Y esto no lo puede decir cualquiera. Estamos ante un rockero sin igual, creador de un rock único que ha servido de inspiración a multitud de bandas, ha fraguado multitud de adeptos y de muy distintas generaciones.

Aunque el éxito le ha acompañado durante toda su trayectoria, también ha recibido buenos palos. Agradecido, todo un clásico de su repertorio, nació precisamente en un momento muy complejo, crítica feroz e irónica que nada tiene que ver con el sentido que la mayoría atribuye. Y aunque ganas de dejarlo ha tenido, durante casi 50 años se ha levantado tantas veces como ha sido necesario. Y esto, como público, es para quitarse el sombrero y agradecerlo eternamente.

Es muy difícil, casi imposible, encontrar a 3 músicos que suban a un escenario y hagan un rock básico con un sonido tan extraordinario. Sus dos camaradas, Rafa y Mariano, bajista y baterista respectivamente, son culpables de que cada tema en directo sea una delicia. Y es que un concierto de Rosendo tiene un sinfín de detalles que lo hacen único: un toque de baquetas da inicio a cada tema, ausencia de vientos y teclados, vaqueros, melenas, lenguaje castizo, cercanía? y rock, mucho rock & roll.

Nos ha regalado momentos únicos en los que hemos saltado, gritado, cantado y, en definitiva, disfrutado ya no de temas, sino de auténticos clásicos que llegaron y decidieron quedarse para siempre. ¿Quién con cerveza en mano ha estado en un concierto y al salir ha dicho, ¡joder qué gozada!?

Así que, amigo Rosendo, gracias infinitas. Es triste decirte hasta luego, pero te has ganado a pulso ese retiro en ese pueblo castellano. Mereces descansar de todo ese ajetreo de kilómetros, hoteles, esperas y preguntas reiteradas de por qué hiciste aquello o dejaste lo otro. Y como eres un tipo elegante, has decido dejarlo en lo alto porque el cuerpo comienza a pesar.

Te has ganado, a base de sudor y esfuerzo, hacer lo que te apetezca y disfrutar de esta nueva etapa de tu vida. Así que Rosendo, disfruta de esta noche con tus amigos, seguidores e incondicionales de Pamplona, que somos unos cuantos. Si un acorde te sale mal, no te preocupes y disfruta con tu público, que lo que queremos es verte hacer lo que más te gusta. Tocar es para ti un disfrute y para nosotros un auténtico placer.

Nos decimos hasta luego Maestro pero no adiós, nunca jamás te vamos a dejar marchar.