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La justicia tiene la credibilidad agotada

Hace bastantes años que la Justicia tiene la balanza descompensada. La población percibe las resoluciones y sentencias con muy pocas garantías de imparcialidad, cuando se trata de humoristas, raperos, pintores críticos o escritores y periodistas utilizando la libertad de expresión. Y no hablemos de temas políticos nacionalistas y no nacionalistas. Europa lleva varios años tirando de las orejas a la Justicia española en casos de tortura, encarcelamientos y temas de Derechos Humanos. Parece que de nuevo, y siguiendo la misma pauta , los dos partidos políticos PP y PSOE se van a repartir las cuotas de jueces para el Tribunal Supremo. Esto parece un mercadeo o una tómbola, para una Justicia separada de otros poderes y limpia de polvo y paja. ¿Pero esto qué es? Como creen ustedes, señores y señoras del Gobierno, que los de a pie, viendo estos tejemanejes en el Consejo General del Poder Judicial y en el Supremo, podamos fiarnos de la Justicia.

Últimamente el tema de La Manada, el procés, todos los casos de corrupción, el tema de las hipotecas y cientos de casos están en entredicho y los recursos se multiplican hasta agotar los tribunales, incluso en los tribunales europeos. Es muy desolador y desconsolador ver cómo se castigan delitos de poca monta (pequeños hurtos, atracos sin violencia, etcétera), y los grandes robos, como la Gürtel, Taula, Canal de Isabel II, Bankia, Púnica y otros muchos, o han prescrito o van para largo. Es muy preocupante que la ley Mordaza siempre culpe a los mismos. Esto hay que cambiarlo, hay que legislar de otra forma más equitativa, o al menos más salomónica. Los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial deben tener la separación que les corresponde, y así todos y todas podremos ser iguales ante la Ley. La Constitución es muy clara en este sentido, pero al parecer cada juez o magistrado lo interpreta a su manera y esto no es de recibo, y mucho menos justo. Siempre acatamos las sentencias emitidas, pero también podemos no estar de acuerdo con su contenido y con el fallo, y el 90% de las sentencias gordas no las compartimos.