estamos asistiendo a una auténtica ceremonia de confusión en relación con la pasarela de Labrit. Como vecinos afectados, queremos hacer pública nuestra opinión. Creemos que hay un muy amplio consenso en que la pasarela que une el parque de la Media Luna con la zona del Baluarte del Labrit es una muy buena idea. Pensamos que la pasarela realizada es esbelta y que tiene un diseño arquitectónico muy adecuado para la zona. Lo dicen voces muy cualificadas y lo avalan los numerosos premios y reconocimientos a nivel nacional e internacional. Pocas actuaciones urbanas en Pamplona han sido tan reconocidas.

Pero evidentemente, además, es imprescindible que la pasarela cumpla con la normativa vigente y debe ser segura y duradera.

El Ayuntamiento de Pamplona, con buen criterio y ante algunos síntomas de deterioro que eran palpables, pidió informes externos a dos reconocidas empresas de ingeniería civil con amplia experiencia. Sus conclusiones han sido claras y tajantes: la pasarela no cumple el marco normativo vigente y no ofrece seguridad para mantenerla abierta tal y como fue concebida y construida.

Los autores del proyecto, también cualificados profesionales, discrepan de ello.

Por otra parte, lo que no dicen los informes, quizá porque no se les ha preguntado, es que si modificando la forma en que trabaja la pasarela, reforzándola donde sea necesario e incluso haciendo algunos cambios en el diseño original se podría conseguir que cumpliese la normativa y que ofreciese total garantía de seguridad de uso y de durabilidad.

Sería una auténtica lástima que se eliminase antes de agotar las posibilidades de mantenerla.

Es evidente, y así lo hacen constar los informes, que las placas inferiores de revestimiento no estructural ofrecían un serio peligro de desprendimiento y por ello el Ayuntamiento ha hecho bien en proceder a su desmontaje.

Pero en ningún informe se dice que si la pasarela permanece cerrada hay peligro de colapso. Si realmente lo hubiera, debería haberse apeado hace mucho tiempo y esto no se ha hecho. Creemos, por tanto, que no hay urgencia en desmontarla.

Y por eso proponemos algo que no se ha hecho hasta ahora: que se reúnan en una mesa el señor alcalde, los redactores del proyecto, los redactores de los dos informes, los servicios técnicos del Ayuntamiento y con la interlocución de algún colegio profesional, y debatan entre todos, agotando las alternativas viables para tratar de conservar la pasarela, reforzando, modificando lo que fuese lógica, técnica y económicamente adecuado.

A la vista de los argumentos expuestos, el Ayuntamiento tendría criterio para decidir lo que mejor procediese. Lo único que estamos pidiendo es tiempo de reflexión. Hemos aguantado pacientemente tres años con la pasarela cerrada y ahora no vemos por qué no se podría esperar un poco más de tiempo, el que sea necesario, para tratar de alcanzar una solución consensuada.

Si finalmente, se agotan todas las posibilidades para poder conservarla en condiciones de cumplimiento normativo y con total garantía de seguridad y durabilidad, entonces y sólo entonces, que se desmonte y se convoque un nuevo concurso cuanto antes y se pidan las responsabilidades que procedan.

Las prisas actuales son malas consejeras y contra la gran virtud de la rapidez se está anteponiendo el gran defecto de las prisas. Háganos caso, señor alcalde: el pleno del Ayuntamiento se lo ha pedido, voces muy cualificadas y autorizadas, como la del colegio de arquitectos y otras, también se lo han pedido y esta asociación de vecinos también se lo pide: solamente tiempo de reflexión.

El autor escribe en representación de la Junta de la Asociación de Vecinos del Ensanche