Desde que disponemos de carril-bici en Pío XII la calidad de vida en la avenida, a pesar de las mentiras y manipulaciones de algunos, ha mejorado considerablemente. La mayoría de los ciclistas y patinadores, salvo alguno que carece de conciencia cívica, circula a través del mencionado carril-bici. Con ello evitan sustos, sobresaltos y, lo que es peor, accidentes que pueden ser fatales a los peatones. El tráfico en la zona se ha reducido ostensiblemente. Ello redunda en una disminución del ruido y de la contaminación y, por consiguiente, aumento de la salubridad pública. Según la doctora Odile Fernández en su libro Mis recetas anticáncer, la densidad de tráfico es directamente proporcional a la posibilidad de padecer cáncer. Han dejado de producirse los atascos provocados por los conductores que, carentes de todo tipo de respeto y miramiento por las normas de convivencia ciudadana, aparcaban en doble fila. En ocasiones lo hacían en pasos de cebra y zonas correspondientes a vados, dificultando el acceso a personas con movilidad reducida así como a silletas y carros de la compra.