El sábado día uno de junio, en el alto de Loiti se inauguró una escultura-monumento para homenajear a los fusilados en las laderas del puerto: 68 personas de más de 10 pueblos de nuestra geografía y de diferentes ideologías: anarquistas, comunistas, socialistas, sindicalistas?

Como en todos los actos de este tipo, los allí presentes nos emocionamos cuando los hijos y nietos de los fusilados narraban cómo además de sufrir la muerte de sus familiares, fueron ultrajados, insultados, y despreciados sin apreciar ningún rasgo de humanidad en los que participaron en estos asesinatos y en los que ocuparon el poder.

En casi todas las intervenciones había una queja común que comparto: ahora por primera vez en muchos años se está reconociendo la dignidad de nuestros familiares. Los sacamos de la tierra donde fueron asesinados hace 40 años de forma casi clandestina y ahora nos sentimos orgullosos de poder darles este merecido reconocimiento, aunque con la pena de que la generación completa de sus padres, madres y parejas hayan muerto y solo unos pocos hijos lo hayan podido vivir.

Pasados pocos días del encuentro de Loiti y metidos de lleno en periodo postelectoral, oigo hablar a los políticos del PSOE de vetos, de líneas rojas, y de cordones sanitarios. No conozco las razones de estas exclusiones, pero si se trata de mirar al pasado, convendría recordar que en Navarra no hubo frente de guerra, y que fueron asesinadas y abandonadas en campos y cunetas más de 3.500 personas de izquierdas, algunas también socialistas, que querían un mundo más justo.

Los asesinos, muchos de ellos gente de su mismo pueblo, nunca han dado una mínima muestra de apoyo o una petición de perdón a las familias de los fusilados; por el contrario, valga como ejemplo lo ocurrido en Yesa: quieren sentar en el banquillo de los acusados a la hija de un fusilado, una señora de 90 años, que no ha callado la usurpación de tierras a la que fue sometida su familia. Este ha sido habitualmente el proceder de las derechas navarras: judicializar, acusar y vengar.

Ahora y aquí los dirigentes del PSN tienen la posibilidad de facilitar la gobernabilidad de muchos ayuntamientos y del Gobierno de Navarra. En sus manos está gobernar o dejar hacerlo a las distintas fuerzas progresistas de izquierda, o por el contrario, prefiere dejar hacerlo con los herederos políticos de los matones, cuneteros y corruptos. Y digo los dirigentes de PSN porque sé que en sus bases lo tienen muy claro.

Confiando en que las bases socialistas del PSN sepan aconsejar y exigir, si es preciso, a las cúpulas de Iruña y Madrid para que no se vuelvan a equivocar y así los 30 parlamentarios progresistas de izquierdas hagan frente a los 20 de la derechona navarra.

Salud y república.