Entre los años 2009 y 2012, 101 becarios recibimos una Beca Navarra Máster para cursar estudios de postgrado en el extranjero. Con una condición, tras finalizar nuestros estudios teníamos cinco años para retornar a Navarra o desempeñar nuestra carrera profesional en puestos estratégicos para la Comunidad Foral. A estas becas se destinó el 70% del presupuesto del PIN, Plan de Internacionalización de Navarra, ligando así nuestro éxito o fracaso al del propio Plan.

Adquirimos una deuda con el Gobierno y con todos los navarros, a quien en última instancia nos debemos por tratarse de dinero público. Una deuda económica pero también social, que aún estamos encontrando la manera de pagar. Por una parte, hemos cumplido con nuestro compromiso. Nos hemos formado, hemos adquirido un segundo idioma, hemos encontrado una profesión acorde a nuestra formación y hemos llevado el nombre de Navarra por Europa, Estados Unidos y Australia. Por otra parte, no todos hemos podido cumplir con el requisito de retorno.

En primer lugar, porque no se ha generado en estos diez años un tejido económico y empresarial capaz de asumir a 101 titulados de máster, bilingües y profesionales en activo. Y no se han dado por tanto las condiciones para un retorno justo y razonable para todos.

En segundo lugar, porque ha faltado transparencia y equidad. Ambas exigibles a la Administración Pública. Ya en 2012 se realizó una auditoría por parte de la Cámara de Comptos que alertaba de que no se había establecido un método sistemático para el seguimiento de las carreras profesionales, ni del cumplimiento de la obligación de retorno de los becarios.

En tercer lugar, porque se ha pervertido el espíritu de las becas. Lo que en las bases se recoge como criterio de retorno, se ha convertido en la práctica en una deuda con la Hacienda Foral que oscila entre los 20.000 y los 150.000 € (importe de las becas más un 26% de interés). Deuda que aparentemente solo se puede saldar obteniendo un trabajo aquí. Sea cual sea su naturaleza y aunque ésta comprometa nuestra profesión. Lo que supone ir en contra del objetivo principal de estas becas: internacionalizar Navarra.

Diez años después, conviene hacer balance. Creemos relevante abrir un diálogo entre los representantes políticos, las empresas, universidades, instituciones, ciudadanos y becarios que nos permita aclarar si el PIN fue un éxito o un fracaso.

¿Tuvo éxito el plan o lo tuvieron los becarios? ¿Fracasó el plan o fracasamos los becarios?

En representación de Becarios Navarra Máster 2009 a 2012