No es un dogma, sólo indicios y las masas patrióticas así lo proclaman, aunque ello sea imposible metafísicamente. No sólo los partidos de extrema derecha que han salido del armario recientemente, además el bipartidismo que se ha venido turnando en el poder desde la Transición compiten mostrando su deseo de recuperar el Movimiento. Además lo reclaman los del trifachito: Ciutadans, PP y VOX, que busca su espacio ideológico en esta coalición que ya gobierna en Andalucía. Legalmente, según la Constitución. Resalta la marea de adhesiones a la figura del caudillo que está desbordando las instituciones y singularmente los tribunales. Se está recuperando el tono épico del TOP por parte de la Audiencia Nacional y el Supremo revisa endureciendo las sentencias de los tribunales normales. Ahora está juzgando el procés del 1-O acusando al Parlament de la convocatoria de de un referéndum en Catalunya de ser un golpe de estado. Pero lo que mayor incidencia internacional puede tener es la decisión del gobierno de sacar la momia de Franco del Valle de los Caídos, que el Supremo ha paralizado a instancias de su familia. Curiosamente aún están semienterrados más de cien mil republicanos en las cunetas y ningún juez ha respondido a la jueza argentina, Servini, demandando su exhumación. Además el Supremo rechaza la de los enterrados sin autorización de sus familiares en Cuelgamuros que así lo demandan. El Supremo, en sus considerandos, a la negativa a la exhumación de los restos de Franco le considera Jefe de Estado desde el 1 de octubre de 1936, por tanto 73 días después del golpe de estado del 18 de julio de 1936 contra el poder legitimo de la IIª República que ostentaba Azaña. Franco en esa fecha era un golpista. La condición de Jefe de Estado se la atribuyó a sí mismo el 1 de abril de 1939, fecha de finalización victoriosa de la guerra. No se trata, pues, de un error del Supremo, en tal caso debería haberlo subsanado de oficio.