Desde el profundo odio a sus convecinxs y la más alta euskarofobia, tanto Iñaki Crespo como Navarra Suma han propiciado la ingobernabilidad del Ayuntamiento de Uharte eligiendo a una alcaldesa del PSN, Amparo López, con un importante cargo en el gobierno vasco en Gasteiz, que pretende dirigir Uharte como si fuera una empresa, con su competitividad y cuenta de resultados bajo su supervisión, y a ratos libres, por lo que parece sin percatarse que este ayuntamiento son 7.000 personas con problemas, necesidades y diferentes pensamientos.

Amparo López con un buenismo sospechoso pretende mezclar izquierda progresista, izquierda abertzale con la extrema derecha heredera de golpistas y corrupta hasta la médula, con la derecha uhartearra proveniente de lo más rancio y caciquil del lugar y los nacionalistas vascos de nuestro pueblo. Un cóctel imbebible sólo posible en la cabeza de alguien que desconoce Uharte en todas sus facetas, sus características, no conoce su acervo cultural, su red social, topominia, las sociedades que activan lo gastronómico, lo social y mantienen la idiosincrasia propia del pueblo desconoce la historia larga, la historia reciente que posibilita complicidades de convivencia desde las diferentes apymas al movimiento feminista desde las actividades de los jóvenes hasta los grupos de montaña, jubilados, escuela de jotas, euskaltzales, etc.

Amparo López ha sido la primera en aplicar el apartheid a EH Bildu Uharte y, cuando ve que todo su sueño se desmorona, empieza a cambiar el discurso por “intereses generales”. Ni con martillo se pueden encajar programas y discursos políticos tan diferentes, compaginar ideas tan dispares en el mapa municipal, ella lo pretende desde el liderazgo que le dan sus 300 votos. O es una ingenua o se está riendo de todo el pueblo. Sólo se atisba una solución razonable, su dimisión permitiendo que dirija el Ayuntamiento quién ha sido elegido por la ciudadanía uhartearra. No hay más.