el pasado 2 de agosto entró en vigor una ordenanza para vehículos y peatones en la ciudad de Iruñea/Pamplona que está repleta de diversos puntos y elementos, pero que, a mi entender, nada tiene de sostenible o, mejor dicho, de promotora de la sostenibilidad.

Entrando en harina y tras analizar la ordenanza, es importante mencionar ciertos aspectos; por ejemplo, se antoja casi ridículo expulsar a las bicicletas de las aceras sin ofrecer alternativas como los bidegorris o la conexión entre los ya existentes. Al igual y relacionado con lo anterior, no tener en cuenta el marco sociológico navarro donde es bien sabido, que no existe la suficiente conciencia de respeto de conductores de vehículos motorizados hacia bicicletas o patinetes eléctricos.

Otro aspecto de peso es que la expulsión de las bicicletas al arcén no contempla que las y los conductores de dichos vehículos sostenibles tengan o no tengan en vigor el carnet de conducir y digo esto porque entiendo que para circular por las carreteras de una ciudad serían necesarios ciertos conocimientos de seguridad vial, de los que seguramente, muchos y muchas conductoras de bicicletas carecemos. Por ejemplo, detrás del que escribe estas líneas se encuentra una persona sin carnet de conducir, ergo sin formación vial.

Es también un tema a mencionar la poca frecuencia y la sobresaturación que sufren muchas líneas de villavesas en nuestra ciudad. Pondré un ejemplo, de los muchos que existen referido a uno de los mayores centros de servicios que existen en Iruñea, el de La Morea. Es en dicho centro comercial, donde muchos y muchas iruindarras tienen su trabajo o van a proveerse de ciertos servicios u ocio. Pues bien, teniendo en cuenta que es un lugar de mucho tránsito y que los turnos de trabajo suelen finalizar siempre a horas en punto o a y media, la frecuencia de las villavesas por hora es de solo dos y con horarios de salida que se establecen a y 5 o a y 35. Es decir, un autobús sale de La Morea a las 9.05 y a las 9.35 -y así sucesivamente con el resto de horas-. Como bien puede entender el o la lectora, esta situación es casi kafkiana ya que un trabajador o trabajadora que salga de su trabajo a las 10 -por poner un ejemplo-, no alcanza ni por asomo el transporte de las 10.05. Lo que supone en muchos casos al trabajador o la trabajadora en cuestión evitar el transporte público al costarle casi una hora más llegar a su domicilio que si lo hace en coche. Por no hablar de lo masificada que se encuentra esta línea, hecho que por sí solo podría abarcar un artículo completo.

Pues bien, esto, señores y señoras corporativas, no es promover una movilidad sostenible. No se puede hablar de querer hacer un cocido si no tenemos garbanzos entre nuestros ingredientes, y qué duda cabe que para aplicar esta ordenanza necesitaríamos de más infraestructuras para vehículos no contaminantes, la promoción del transporte público, al igual que no menos importante, implementación de una concienciación ciudadana para los conductores de vehículos a motor para con los y las conductoras de vehículos sostenibles. Sin estos tres ingredientes, es imposible aplicar un plan tan ambicioso a la par que disparatado como el que se ha puesto sobre la mesa.

Por último, y por querer hacer digerible este texto de protesta, me gustaría destacar que estoy completamente de acuerdo con que los vehículos no contaminantes no vayamos por las aceras, pero no estoy de acuerdo en hacerlo, poniendo en riesgo nuestra seguridad, ya que somos nosotras aquellas personas que utilizamos la bicicleta a diario, las que tenemos como única carrocería nuestro propio cuerpo.

Un ecologista indignado a los corporativos iruindarras