Era predecible la respuesta de Sánchez a Pablo Iglesias en su intento de reconciliación y de acercamiento de fórmulas para acordar un gobierno, aunque fuese monocolor. No hay nada que hacer, no hay nada que decir, las ofertas ya se han acabado... la conversación, al parecer, duró un par de minutos. Con estos mimbres, y con estas pretensiones, no creo que Sánchez ni nadie puede esperar colaboración y ayuda para la formación de gobierno, la agonía ha durado casi 5 largos meses y total para desembocar en nuevas elecciones, que a la postre eran las ideas maquiavélicas del presidente en funciones desde la primera y falsa oferta a Unidas Podemos allá por el mes de julio. Yo creo que a pesar de que Unidas Podemos tampoco es la panacea, sí creo que sus oferta de colaboración y/o cooperación han sido y son honestas, pero tanto el Sr. Sánchez como sus interlocutoras (Calvo, Lastra, Celàa) han dejado mucho que desear y no están a la altura necesaria, lo mismo que tampoco lo está el secretario de Organización, Sr. Ábalos, con todas sus declaraciones, que tampoco son de recibo, para tratar unos temas de Estado. Nos hemos quedado con las ganas, con la desesperanza, desilusionados y con el temor o miedo de que la derechona trifachita apriete filas, convoque al toque de corneta a sus vasallos y nos puedan dar “pal pelo”. Esto sí que sería lo peor y lo más desagradable. Y si después de votar otra vez quedase un escenario parecido, yo le recomendaría a Sánchez que presente su dimisión y sea sustituido por alguien con más talante.

Arturo Carreño Parras