Siempre fue un enigma para la ciencia, que quién llegaría primero si el huevo o la gallina, y no fue necesario investigar con paciencia, pues muchos se inclinaron por ella, al ser tan laboriosa y fina. Sin embargo, resulta curioso la importancia que al huevo le damos al recordarlo en numerosos usos, que al nombrarlo en un lenguaje soez nos pasamos. Cuando provocamos a otra persona, curioso que le digamos ¡no tienes huevos! Y si te dicen algo que te impresiona, respondemos que ¡me importa un huevo! El marketing ha puesto todo lo banal en cotas que nunca pudimos imaginar, idolatrando sobre todo a lo extraño, al tiempo de ignorar o menospreciar lo inteligible, pero esto a la inmensa mayoría le importa un huevo. Lo que sí ha llamado la atención es la actitud del prior del valle de los Caídos, que ya ha sido catalogado como un prior con huevos. Volviendo al comienzo de este comentario, bien es cierto que utilizar el huevo queda en ocasiones como expresión un poco soez, por ello terminaré diciendo que a la inmensa mayoría todo esto les importa un bledo.