Estos días pasados se han publicado en prensa varias noticias sobre los premios Teobaldo de periodismo.

Para la mayor parte de la sociedad, eso son noticias en las que no terminan de ver ni fondo, ni forma, más allá de unos reconocimientos públicos por una labor periodística.

Tuve la fortuna de asistir al nacimiento de esos galardones, y en base a ese conocimiento me siento obligado -por acto de pura justicia- a poner cara a quien siempre se mantiene en segundo plano respetuoso y discreto: el padre de la iniciativa fue Miguel Ángel Barón -con el apoyo de una junta de la Asociación de Periodistas de Navarra, muy implicada en la defensa de los valores de periodismo libre y de calidad-, y ese legado, entiendo, debe ser valorado en su extensión.

A las personas de valía demostrada, que sin problema alguno quedan relegadas al segundo plano por decisión personal, al resto nos obliga a reconocer su aportación altruista e implicación desinteresada.

La explicación de dónde nace el emblema de estos premios, con el fondo histórico de la dinastía Teobalda en Navarra y todo lo que nos aportaron, lo dejo en manos del señor Miguel Ángel Barón.

Muchas gracias por haber compartido sueños, ilusiones y trabajo, y gracias a esas juntas de la Asociación de Periodistas e Navarra que siguen cuidando el legado.

Mi sincera felicitación a todos los distinguidos con tan valorado reconocimiento.