Precisamente hoy 6 de enero, cuando los Reyes Magos regalan juguetes a todos los niños, incluso a los olvidados en este mundo verdaderamente injusto por muchas causas. Respecto a mi pequeño Iosu, todos y todas le queremos mucho, ya me advierte que no me extienda mucho en mis halagos, pero no puedo evitar nombrar su violín, sus facilidades en matemáticas y su portería en el Iruña. Espero que me perdone.

Me invitaron a la cena de Nochebuena las cinco hermanas Labordas, es decir Maite, casada con Lucrecio Luquin, uno de los mejores porteros de nuestro Osasuna y además buen cocinero, y por orden cronológico: Marisol, Sagra, Camino y Arantxa. Me regalaron una bufanda que lloré de emoción ante tanto cariño.

Las Labordas se impusieron a sus maridos, está claro que ese día lo bordaron. Nosotros, los hombres, hemos pasado a ocupar los últimos lugares en esta clasificación que ya se esperaba desde hace muchos años. Lo de compañera os doy, no esclava, ha pasado a ser historia. Que, por cierto, historia es la sucesión sucesiva de los sucesos que se suceden sucesivamente.