En estos días de cuarentena estamos rodeados e inflados de números y datos por el coronavirus. Me gustaría poder indicar que las personas difuntas o quienes han contraído la enfermedad no son números, sino que son personas. Trabajo como gerocultor en una residencia en la cual estamos realizando nuestro trabajo lo mejor posible. Es cierto que quizás los medios de protección no llegaron a su debido momento, pero estamos día a día dándolo todo. Los residentes para mí no son números, son personas que están sufriendo por no poder recibir visitas o no poder entablar conversión con alguien. Son personas y humanos que oyen y escuchan lo que está sucediendo. Cada día, al abrir la puerta de la habitación tenemos que animar, alegrar a esas personas que nos miran con ganas de charlar y dialogar. No son números porque resisten y sobreviven a esta pandemia. Luchamos día a día por ellos para recibir una palabra: Gracias. Es lo que deberíamos darles nosotros por cómo están superando esta cuarentena. Ellos sí son heroínas y héroes. Por favor, dejemos de numerarlos aunque ya no estén. Han sido, son y serán personas.