esponsabilidad y sentido común piden las instituciones. Y en nada llega la nueva normalidad esa que llaman, que no se sabe muy bien qué será, pero allá vamos todos, oiga. Aun así, parece que, como siempre, el proceso de cambios no va traer beneficios ni al sistema sanitario (que ha sido el que se ha enfrentado con todos los riesgos directamente a la enfermedad, junto con trabajadores/as de limpieza y muchos más), ni tampoco va a desaparecer la precariedad laboral, y tampoco traerá nada bueno al sector cultural. El "es lo que hay" lo justifica todo, como siempre.

Semana tras semana, con el cambio de las fases, podemos leer en las distintas publicaciones del BOE medidas acerca de actos culturales, explícitamente señaladas y, por tanto, legalmente realizables. Aún no hemos visto a ninguna institución dar un paso adelante para la realización de actos culturales. Por el contrario, agrupaciones como las dedicadas a la música tradicional, como son grupos de gaiteros y txistularis, están realizando actuaciones por su cuenta, y sin ningún tipo de ayuda más que el permiso para actuar, para poder animar moralmente al vecindario de la localidad, como ha ocurrido ya en Altsasu, Aoiz, Artajona, Burlada, Elizondo, Gares, Zizur y seguro que me dejo alguna. Actuaciones que se han podido realizar sin ningún tipo de problema de aglomeración u otras causas. Sin embargo, Pamplona es diferente, como siempre. No hay más que ver al señor Javier Labairu, concejal de Seguridad Ciudadana en el Ayuntamiento de Pamplona por Navarra Suma, declarando que actos del estilo "ni se podían, ni se pueden, ni se podrán autorizar hasta nueva orden". Me atrevería a decir que con estas afirmaciones se estarían saltando la ley, cosa común en UPN, pero bueno, ese análisis lo dejamos para otro rato. Por otro lado, esta semana hemos conocido la noticia de que Gobierno de Navarra y la FNMC han "recomendado" la suspensión de las fiestas patronales para todo el 2020. A su vez, sectores vinculados a la derecha navarra se han mostrado críticos hacia esta decisión diciendo que debieran obligar a la suspensión en vez de recomendar. Espero equivocarme, pero seguramente esas gentes serán a las primeras que veremos el próximo 6 de julio por las calles.

En vez de realizar una adaptación de dichos actos al contexto actual, se ha pasado a su eliminación por completo. Existen recursos suficientes como para adaptar los actos culturales/festivos a las circunstancias actuales. Existen equipamientos de salas de conciertos, espacios ajustables a aforo, recintos divisibles como para poder realizar actuaciones musicales, recitales, conciertos, teatros, actuaciones infantiles, exhibiciones de danza y de otras muchas disciplinas artísticas y folclóricas. Pero la Administración parece que ha tomado un criterio inamovible en la adaptación de acciones: o el hecho acarrea una transacción económica favorable hacia mí, o no es factible. Son miles los grupos culturales en Navarra, pero solamente fijándonos en grupos que tienen su foco en las fiestas, como son los de cultura tradicional, son cientos: comparsas de gigantes y cabezudos, grupos de danzas, gaiteros, fanfarres, txistularis y muchos más, y su continuidad se basa en gran medida por los ingresos por actuaciones durante la época estival. Agrupaciones pequeñas sin subvención directa institucional podrían desaparecer si no se tiene en cuenta a este sector.

Este verano podremos ver las playas con turistas extranjeros, los bares repletos a hora punta, podrán abrir discotecas, salas de fiesta, bares nocturnos, espacios para conciertos€ que me parece genial, con aforos y las medidas necesarias y todo perfecto€, pero no podrán tocar la diana unos gaiteros a las ocho de la mañana cuando incluso en circunstancias normales no hay nadie por las calles. Qué guay era ver esos músicos que actuaban desde sus balcones, como podían, cuando nada más se podía hacer. Pero eso ya da igual. Ese sentido de la responsabilidad y sentido común parece que para lo que nos apetece. La cultura, como siempre, de lado, sigue en Fase-0. Desde aquí un despreciable saludo a quienes recortan en cultura, y a quienes dicen siempre eso de "es lo que hay".

El autor es historiador del Arte, músico y compositor