Llevamos situaciones convulsas. La pandemia, la situación económica, cuestiones laborales, políticas que nos descolocan. Nos ponen nerviosos e inquietos, nos excitamos con cualquier comentario de algún vecino, amigo o familiar. Estamos irascibles y susceptibles.La música es un antídoto cojonudo, relaja y tranquiliza sobremanera. También la lectura.Ayer se cumplió el último peldaño de la escalera sanferminera muy inusual, pero hay que darle alegría a la situación. Aún con distanciamiento físico es hora de acercamiento, volver a ver a los amigos que seguro que te tienen mucho que decir aunque no hayan salido. Emociones y sensaciones contenidas que hay que liberar sí o sí. Yo estoy almorzando con la memoria de cada día de la escalera y recordando que ya falta menos... para que nuestros colores rojillos sigamos en Primera y el pañuelico gorro con su faja estén presentes.