ras semanas de exigir responsabilidades con palabras gruesas al Gobierno central y a los autonómicos gobernados por el PSOE, la coalición Navarra Suma está precisando un atisbo argumental respecto a las residencias. Ellos habrían separado a los infectados del resto, hecho test a residentes y profesionales y suministrado materiales de protección. El Sr. Esparza, en una larga entrevista reciente, añade que si Navarra Suma presidiese el Gobierno de Navarra habría adquirido el material antes del estado de alarma, como otras autonomías más ágiles, y que la menor mortalidad en otros países se debe a que hicieron más test.

La idea de reducir el impacto de la pandemia, entendida como mortalidad, a elementos únicos, como realizar más test, no lo apoya ningún estudioso, aunque la medida sea adecuada. Hay muchos otros elementos: el nivel de presencia del virus en la comunidad, ciertas características sociodemográficas que facilitan o dificultan su expansión, el conocimiento del virus y su contagiosidad que ha cambiado estas semanas, las características que hacen vulnerable a una persona, como la pluripatología y sus tratamientos... En todos los elementos hay controversia e incertidumbre. Los científicos son menos críticos con la gestión de cada país, hacen propuestas de futuro y refieren las áreas desconocidas, justo lo opuesto a la actividad de Navarra Suma. Los estados entendieron que la epidemia era un problema técnico y confiaron en las guías diseñadas por los expertos. Una estimación indica que las medidas tomadas en España evitaron 450.000 muertes, aunque datos así no están en el argumentario de Navarra Suma.

Curiosamente, la receta de Navarra Suma es justo la ensayada en todos los lugares, también en Navarra, pero quizás no se enteraron.

Seguro que contar con el material que hoy parece necesario y adecuado al principio habría ayudado. Pero Navarra Suma desconoce que no lo hubo, a pesar de decirlo muchas veces. Algo similar ocurrió en Francia, Reino Unido, Chequia, Suecia, etcétera. El material fue complicado de conseguir, con retraso en los envíos y con calidad falsificada en esos países y en las autonomías.

No tener esto en cuenta es impropio de políticos y partidos que aspiran a gobernar. Pero no hacerlo es aún peor, ya que la argumentación del Sr. Esparza y sus colegas se puede dirigir a ellos mismos. Al afirmar que una autonomía pudo conseguir antes el material necesario, que fueron más ágiles que Navarra, y que conocían las recetas infalibles para reducir las muertes en las residencias, dan paso a dos cuestiones. ¿Por qué no se hizo eso en las comunidades que gobernaban los de Navarra Suma? Tan solo la tasa de fallecidos por la epidemia en las residencias de la Comunidad de Madrid alcanzó al 14%, casi el doble que aquí. Además, si Navarra Suma sabía hacerlo tan bien para cuándo pedirse responsabilidades a sí mismos.

Parece bien documentado que en varias autonomías, muchas gobernadas por los partidos de Navarra Suma, se decidió que a las residencias no acudieran las ambulancias, que los residentes no ingresaran en los hospitales, y a veces no se les proporcionaron cuidados médicos reales. Un acto valiente sería el de estudiar sus propias responsabilidades como gobernantes de autonomías, además de informarse de lo realizado en otras, y comprender qué clase de fenómeno es una epidemia. Al hacerlo podrán ayudar a mejorar las respuestas ante la presumible reactivación de la epidemia. Más aún si realizan una crítica de perfil argumentativo, evitando la grosería, podrían aportar para que los ciudadanos padezcan menos el impacto socioeconómico de la epidemia.

Los estados entendieron que la epidemia era un problema técnico y confiaron en las guías diseñadas por los expertos

El material fue complicado de conseguir, con retraso en los envíos y con calidad falsificada en esos países y en las autonomías