Eran jóvenes. Fue a llamarles la atención, porque todos tenemos riesgo. -"Unos más que otros, a nosotros poco nos importa el virus, y es asunto nuestro...". -"¿Y vuestros padres y abuelos?". -"Quizá haya que encerrarles a ellos, que haya confinamiento solo para quienes tienen graves riesgos y dejen un poco en paz al resto. Que les cuiden quienes ya lo padecieron...". El policía estaba desesperado, había tantos focos que apagar, tanta ebriedad estival, tanta tonta fiesta... Y, sin embargo, las noticias... Algunos sindicatos aéreos se quejaban tres días antes de la apertura general con otros países europeos que en los vuelos con conexión no se detecta el origen (si antes vienen de Pekín registrado no queda) y que no se hacen controles o test (costaría 20 minutos) ni en origen ni en destino... Solo la temperatura... Miedo al trasiego de Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca... Para ir a países tropicales se ponen vacunas las gentes, pero para venir ahora de lugares infectados ni siquiera se miran a ver si están o no afectados por el maligno ser y si pueden volver a extender la plaga por nuestras ciudades. Además, las pateras traían inmigrantes ilegales que tenían el virus... Nadie los remolcó a la costa de la que partieron... En mes y medio la prisión domiciliaria general, la más dura de toda Europa, usurpando los derechos de todos para un fin que nadie duda es bueno -otra cosa son los medios-, olvidada quedó; ahora todo vale, vengan los turistas británicos a llenar con virus o sin ellos nuestros aposentos...En mi universidad se impide hacer exámenes presenciales, por lo que bien copiar los alumnos pueden, poco importa que solo sean diez alumnos en una clase de cien y distanciados, prohibido está; en cambio, sí pueden los bares juntar en una misma mesa, a centímetros de distancia, a las gentes incluso ebrias, abrazándose... Tampoco las bibliotecas abrir pueden... Esto muestra lo que es importante: el consumo... ¿El conocimiento? El futuro médico o ingeniero puede aprobar copiando y pasar un curso aunque después se hundan los puentes o mueran los pacientes por no saber bien las lecciones.No han descansado todavía nuestros héroes cotidianos. Después de meses de extenuado trabajo habían sido proclamados como héroes por gobiernos y pueblos. Médicos, enfermeros y todo el personal que en torno al universo sanitario trabaja, dieron muestras de su devoción y buen hacer en los momentos más duros de la plaga pero, una vez ésta fue relajada, reclamaron lo que les era debido. Triste pago les dieron las administraciones, lo mismo en Madrid que en París, y por eso protestan o amenazan con huelgas... Indigno pago a quienes, indiscutiblemente, han sido y son fundamentales en nuestras sociedades. La ciencia, muy bonita, pero poco importa que los investigadores de hambre se mueran.