Cuando los políticos querían congraciarse con una determinada profesión, en España lo usual ha sido derramar las alabanzas entre los integrantes del Ejército, Guardia Civil y Policía (Armada antes, Nacional ahora). La tradición arranca del siglo XIX, en el que abundaron las guerras civiles y golpes de estado, por lo que resultaba conveniente estar a bien con quienes manejaban las armas.Con la democracia esto ha sufrido algunas modificaciones. Concretamente, y debido a la pandemia del covid-19, se ha producido un reconocimiento generalizado de todos los profesionales de la sanidad. En un momento posterior, hemos reparado que también dependientes, recogedores de la basura, personal de la limpieza, bomberos y otros profesionales desarrollan su imprescindible función en estrecha conexión con el público y expuestos, por lo tanto, a posibles contagios. Ahí el teletrabajo no es posible.Parece que en el caso de los odontólogos el riesgo es notablemente mayor. Tienen que trabajar a pocos centímetros de la boca abierta y nariz de los pacientes. Precisamente del posible origen de virus varios.Ante la escasez de calles y plazas con las que rendir homenajes, en Francia comenzaron a dar nombres a las rotondas. Así, en la vecina Hendaya, tienen una dedicada al héroe de la Resistencia Jean Moulin.Tal vez, como reconocimiento a esos profesionales, cabría instaurar una rotonda de los Odontólogos.