Precisamente hoy 6 de enero. Estoy contento porque no me esperaba estar vivo a mis 87 años. Pero he tenido la suerte de que las atenciones médicas recibidas me lo han permitido, teniendo en cuenta que mis facultades se han convertido en dificultades. Ahora me toca hablar de este nieto. Violinista de muchos quilates, experto en matemáticas, una verdadera joya para todos nosotros, y especialmente para su abuelo Jacinto. Hablando con mi nieto me dijo que quería ser médico, lo que me faltaba para llorar de emoción. Este nieto será capaz de utilizar el violín como si fuese material médico.La edad de 14 años es muy delicada, comienza su paso a ser adulto, con todas las consecuencias favorables que se derivan. Por supuesto, me asusta el excesivo uso de las nuevas tecnologías, que impiden en realidad el contacto directo entre nosotros. Pero qué duda cabe que eso es lo que está de moda. El contacto directo para los jóvenes creo que no tiene la importancia que yo le doy. Lo mío ha sido siempre hablar y provocar, por lo tanto la relación con toda clase de personas es algo fundamental. Aunque tengo miedo a esta gente obrera que vota siempre a la derecha, rozando quizá el delito. Puede que exagere un poco, pero no mucho.Sigo hablando de mi encantador nieto. Debido a esta dichosa pandemia no está pudiendo jugar partidos de fútbol de portero, como su abuelo Lucrecio, uno de los mejores porteros que ha tenido Osasuna, aunque a veces flojeaba por el lado izquierdo, no sé si me explico... No me queda más remedio que agradecer a través de este bendito DIARIO DE NOTICIAS las atenciones médicas de verdaderos profesionales que me dedicaron hace unos meses. No me importaría nada que se aumentase el sueldo al personal sanitario y evitar tanto gasto en armamento. Quiero que conste en acta.Y como final desearos a todos Feliz Año Nuevo, especialmente a los numerosos lectores y lectoras de mi DIARIO DE NOTICIAS, el diario de la verdad, como Dios manda. Ya sabemos que la verdad es palabra de Dios. Repito, mi querido nieto, no sería mala idea que me atendieses cuando seas médico, ya sabemos que sería un milagro, pero a lo mejor se da esa situación. Con el tiempo, ya lejano, se escribirá sobre un médico llamado Iosu que utiliza su violín para curar a los enfermos. Querido Iosu, te quiero como los abuelos quieren a sus nietos.