Hoy en día, encontrar a una persona que no tenga redes sociales es complicado, y entre los jóvenes, casi imposible. Aunque intentemos resistirnos a descargarlas, la mitad de la población mundial cae en la tentación. Así es, 3.800 millones de personas utilizan estas aplicaciones. Según GlobalWebIndex, la media de tiempo de uso de estas es de 2 horas y 16 minutos al día. Instagram, una de las redes más conocidas, alcanzó en 2019 los 1.000 millones de usuarios activos mensuales. Dentro de esta gran cifra priman los jóvenes.Como hemos visto, estas aplicaciones son un gran pasatiempo para algunos, sin embargo, en general, no hacemos un buen uso de ellas. A la vista está que todo el mundo intenta mostrar el mejor perfil en estas redes. Esto ha llegado a un punto bastante tóxico. El problema está en que creemos todo lo que vemos, lo cual nos lleva a pensar que las supuestas vidas perfectas que muestran personas, como pueden ser los influencers, es real. No obstante, detrás de muchas fotos que envidiamos, podemos encontrar excesivo uso de Photoshop. Y es que la culpa de esto no la tienen estos personajes públicos, sino la sociedad.Exigimos naturalidad en las redes sociales, pero cuando una persona se muestra tal y como es criticada. Ese es el problema, la sociedad siempre va a juzgar todo lo que se publique. Si alguien sale recién levantado, le dicen algo sobre sus ojeras, ahora bien, si sube una foto arreglada, perfecta y editada le van a pedir sencillez. Entonces, ¿cuál es el término medio?Tanta perfección acaba afectando a la autoestima, a la salud mental y a la felicidad de la gente. La solución a esto está en mejorar el uso de las redes sociales. Acabar con el ciberacoso. Para esto debemos contribuir todos. Dejar de opinar tanto del resto y preocuparnos por nosotros mismos. Como decía Friedrich von Schiller, “vive y deja vivir”.

La autora es estudiante de 1º de Bachiller del colegio San Ignacio