Escribir a un ministerio es como escribir a la luna, al universo en general. No sirve para nada. Pero por lo menos sirve para desahogarse. Ya le escribí hace años a la anterior ministra, que no conocí en persona, pero sí a sus padres y amigos. No sirvió para nada. La OTAN está por encima de todo, como su Dios. Señora ministra, resulta que nos han prohibido entrar en Bardenas en tiempo de alumbramiento de pájaros porque los ruidos de la gente, coches y demás van a molestar a los animalicos que nacen, viven y mueren en Bardenas. Y a ustedes, con sus aviones supersónicos que rompen la barrera del sonido y los tímpanos de cualquiera, no solo no les prohíben ir a pasear, sino que programan pruebas, vuelos y entrenamientos para matar, justo cuando nos prohíben a los vecinos y gente que viene a pasear por este hermoso Parque Natural de la Biosfera. ¿No les da vergüenza? Y después les extraña que no les tengan ningún respeto y, por supuesto, mucho menos, cariño. Ya basta. Váyanse de una vez a entrenar la muerte a otro sitio, que a nosotros nos tienen hartos, muy hartos, hasta la coronilla. Alde hemendik.