A pesar de que nuestra Carta Magna aboga por una vivienda digna, la contundente realidad es que, con los alquileres de grandes y pequeños inversores a la caza de rentabilidades desorbitadas, el desbocado sector inmobiliario está por las nubes imposibilitando el techo a mucha gente. Por eso España es el país europeo donde más tarde se independizan los jóvenes -32 años vs 26 de la media europea-. Para poner fin a este atropello deben aprobarse leyes regulatorias, como en Europa, y ejecutar un gran parque de vivienda pública a un coste muy por debajo del lucrativo abuso inversor que fuerce a bajar precios.Lo que no es de recibo, ya que España recauda 7 puntos menos del PIB que la media de la Unión Europea, 12 menos que Francia, o 6 menos que el dechado alemán, es que el Estado regale 1.000 millones a quienes tienen pisos para alquilar, porque cuando vienen mal dadas, como ahora, no puede hacer frente a las muchas necesidades, como sí hacen Alemania o Francia, países con poderoso músculo fiscal.