ace apenas un mes, desde Euskal Herriko Feminista Erradikalak lanzamos un manifiesto con nuestra clara oposición al borrador de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans, filtrado intencionadamente por Podemos.

La prensa apenas se hizo eco de nuestra postura y las redes sociales empezaron a arder. La polémica estaba servida. Hemos recibido muchas críticas, pero también muchos apoyos.

Nuestra sorpresa ante todo esto es que la mayoría de la sociedad no tiene conocimiento de las consecuencias que va a tener esta ley, y no es que tengamos una bola de cristal para adivinar el futuro, este tipo de leyes llevan aplicándose en comunidades autónomas y otros países donde ya se están viendo las nefastas consecuencias de legislar para favorecer la autodeterminación de género que promulga la teoría queer.

Feministas de todo el mundo llevamos advirtiendo de este peligro mucho tiempo, pero nuestras voces son silenciadas bajo la fácil acusación de transfobia. Ahora todo es transfobia para acallar las voces críticas. El insulto que más prolifera a las mujeres que muestran abiertamente su opinión es TERF, de las siglas en inglés trans-exclusionary radical feminist. Es el nuevo discurso de odio hacia las mujeres por defender nuestros derechos y los de la infancia.

Los peligros que tiene esta ley atentan directamente a la infancia, ya que ahora los menores de edad pueden decidir hacer una transición física mediante hormonación y cirugías para mutilar cuerpos sanos sin el consentimiento de los padres o tutores legales. Es decir, para hacerse un tatuaje o un piercing tienen que tener permiso parental, pero para someterse a ser medicalizados de por vida sin saber qué efectos secundarios tienen a medio o largo plazo los bloqueadores de pubertad, que les recetan como si de caramelos se tratase, para esto no necesitan el permiso de la familia, hasta se pueden adquirir estos medicamentos libremente en internet. Si los padres o madres se oponen a estos tratamientos pueden perder la custodia o, como ya ha sucedido en Canadá, un padre va a entrar en prisión por oponerse a la medicalización de su hija de 14 años.

El pasado 23 de febrero Dofemco y la Confluencia del Movimiento Feminista ofrecieron una rueda de prensa para informar del efecto que estas leyes, aplicadas en distintas comunidades autónomas, estaba ocasionando en las aulas. No tenemos que mirar solo a lo que sucede en los países donde ya se aplican estas leyes, las tenemos en casa. Mientras ponemos el foco en la transfobia, el adoctrinamiento en nuestras escuelas mediante la ideología de género está siendo muy dañino.

Estamos advirtiendo que estas teorías posmodernas vienen promulgadas desde unos lobbies liderados por hombres que son propietarios de las clínicas e industrias farmacéuticas especializadas en la transexualidad.

A estas alturas ya deberían haberse activado todas las alarmas sobre este tipo de leyes viendo la forma que tienen de defenderla desde el transactivismo y quienes reclaman esta ley. Desde nuestro posicionamiento en contra de dicho borrador hemos sido señaladas en listas negras bajo insultos, amenazas de violencia, censura y acoso en redes sociales. Esto viene de parte del feminismo institucional, concejales de partidos políticos y de esta nueva tribu urbana llamada queer. Una violencia gratuita que tenemos que soportar mientras la mayoría se queda de perfil ante la demanda de un debate serio sobre este tipo de leyes.

Cuatro partidos políticos han avisado que presentarán el registro del borrador, confiamos en el sentido de la razón y que esta ley no salga adelante por ser tan perjudicial. Nosotras seguimos exigiendo a los partidos políticos y agentes sociales dicho debate público sobre este tipo de leyes que afectan al 52% de la población, a la infancia y a las personas transexuales.

En representación de Euskal Herriko Feminista Erradikalak