Encima del piso en el que vivo hay una vivienda vacía con una gran terraza en donde anidó una colonia de palomas que, no lo olvidemos, son propiedad del Ayuntamiento de Pamplona. Al punto de cada mañana, comienzan a piar con ruidos broncos y desagradables que nos despiertan; nada que ver con la paloma de la paz de Picasso.He llamado a mil puertas en el Ayuntamiento, me han ido pasando de uno a otro negociado como una patata caliente con la que nadie se quiere quemar. El servicio de zoonosis nos propuso que se comunique al responsable de la comunidad de vecinos y se dé un aviso al propietario del inmueble vacío para que arregle el problema y cierra el expediente.El dueño del piso vacío ha colocado unos plásticos y unos pinchos, pero las palomas ocupas son más tenaces y han venido para quedarse, el problema prosigue. El último escrito es una dosis de recuerdo y está fechado en 19-11-2020, pero el Ayuntamiento está practicando el silencio administrativo.De acuerdo con el servicio de zoonosis no existe un foco infeccioso, pero las molestias son graves y pertinaces y nadie quiere cambiar: ustedes no tienen voluntad de solucionar el problema y yo sigo con idéntica tenacidad.Cuando el Ayuntamiento quiere firmemente, utiliza modelos coercitivos eficaces con plazos concretos.¿Hasta cuándo se va a abusar de nuestra paciencia contenida? El problema es quién y cómo se va a cocinar esta patata candente.