En 1996 el neoyorkino Centro de Audición y Comunicación -CTC en inglés- escogía el último miércoles de abril como día internacional de la lucha contra el ruido. Hoy, aunque con altibajos, nadie discute que el ruido es un elemento tan contaminante para la vida y el medio ambiente como el uso indiscrimanado de plásticos o la polución atmosférica. Un axioma que no ha costado sangre asentar pero sí sudor y lágrimas. Falta de sueño, ansiedad y enfermedades psicosomáticas son, entre otras, las patologías apuntadas por la Organización Mundial de la Salud. Hay buenos trabajos sobre el tema en internet. Ahora los ciudadanos exigen un instrumento tan básico como es la ordenanza contra la contaminación acústica. Ordenanza sobre terrazas, aforos, distancias... Sobre vecinos ruidosos y electrodomésticos de baja pero constante frecuencia, tan perjudiciales. Existen bufetes de abogados especializados y organizaciones interciudadanas. Y vaya como noticia que ha vuelto la Réseau de Vivre la Ville Européen, organización de ciudades europeas que dio impulso y marca internacional a la lucha contra el ocio nocturno y un tanto oscurecida, y que sirva de experiencia, tras un par de años de contubernio con los ayuntamientos. Como apuntamos, 25 años para lograr que se considere a nivel global el ruido como pandemia. Un poco largo. Para este miércoles, día 28, toca, como el pasado año, hablar de la covid-19, pero ya anticipando un después que se vislumbra más pronto que tarde. Sí, ahí están las calles desiertas del Casco Viejo cuando anochece, las bajeras de ocio cerradas, la Pamplona vaciada del toque de queda... pero no perdemos de vista que es un impasse, un espejismo. Las fiestas en pisos se repiten para recordárnoslo. Y los botellones. Y nos preguntamos por qué habrá que volver a los Sanferminestxikitos de fin de semana, a las trapacerías para intentar reabrir bajeras clausuradas, al fenómeno emergente de ofrecer bajeras como vivienda -lowloft- de difícil definición y precarias condiciones, que llaman salida de humos a un ventanuco sin cristal pero que se dotan de toda la equipación electrodoméstica. La hostelería, tan castigada, y el ambiente bajeril van a salir reforzados de la pandemia ante unas autoridades con sentimiento de culpa por las restricciones y que nunca han tenido muchas ganas de afrontar la cuestión. Así que nos queda, como recomienda la Sociedad Española de la Audición en este 2º año de pandemia, aún sin concentraciones públicas, el que a las 12 del miércoles, cada uno en su ambiente: domicilio, trabajo, colegios... desconecte aparatos y guarde 60 segundos de silencio, aunque solo sea para recordar que el silencio existe.