Entre planes, protocolos, decisiones, estrategias y cambios de opinión, especialmente entre esto último, nos encontramos a puertas del verano del 2021 sin tener claro cómo se van a organizar los centros de salud. Después de aquella grandilocuente -y superficial- presentación del Plan Global de Atención Primaria allá por marzo, poco o nada hemos sabido de cómo y cuándo se van a implementar medidas reales que palien las necesidades más directas de la plantilla, al menos de Enfermería: permisos, vacaciones, descansos que se están denegando sistemáticamente por falta, entendemos, de personal suficiente para cubrir esos puestos. En este contexto, no podemos entender las idas y venidas en las decisiones relativas a quiénes deben formar la plantilla de los centros de salud. La inclusión de perfiles cuyas funciones no están concretadas en Atención Primaria quizá no parezca lo más urgente y prioritario, ni responde a las necesidades reales de una Primaria cuasi diezmada. Y menos debe responder esta inclusión a presiones externas y mediáticas. La cruda realidad es que las direcciones de Salud siguen sin cubrir la falta de enfermeras y enfermeros en los centros de salud. Se han llenado la boca hablando del contingente enfermero dedicado a vacunación, señalando que después se quedarán por los centros, etcétera. Siempre en un futuro. Ahora, en el presente, resulta que, a puertas del verano y con un año trabajado y con fatiga pandémica real a las espaldas, la enfermera no puede descansar, no puede pedir un permiso, no se puede ir de vacaciones porque los centros se van a llenar de perfiles que no pueden desarrollar el trabajo de una enfermera.Lo mínimo que se podía hacer, y que tantas veces hemos exigido, es auditar los centros y el volumen de trabajo, determinar las funciones de todos los profesionales que conforman la plantilla de un centro de salud, priorizar las necesidades de cada uno de ellos y fortalecer sus debilidades. Si esto se hiciera, el dinero de los navarros y navarras estaría un poco mejor invertido, las enfermeras y enfermeros tendrían personal que cubriera sus permisos y vacaciones (a los que tanto derecho tienen) y todos los perfiles estarían útilmente ubicados. Que la organización de los próximos meses es, como poco, cuestionable, es reflejo de los constantes cambios de opinión de los que dirigen la Atención Primaria de nuestra comunidad.