Cuando una comunidad lleva repetidamente al poder con sus votos a sus explotadores, es evidente que algo esencial y básico falla en su educación y en su cultura.Desafiar o enfrentar un gremio tan potente económicamente y con tanto predicamento con su clientela como la hostelería, aunque sea en aras del derecho a la salud y siguiendo las recomendaciones científicas, es un osado reto que en la política española hoy se paga caro. Y si a eso le sumamos el aviso de aumento progresivo del impuesto sobre la renta y el de sucesiones a las rentas altísimas (como van a hacer voluntariamente en EEUU) intentando equiparar las cargas impositivas a la media europea, entonces se movilizan las fuerzas vivas y ocultas del Estado profundo que manejan todos sus medios y recursos. Y que nadie siga tratando de radical a Gabilondo ni de stalinista a Iglesias.El tiempo pondrá las cosas en su sitio democráticamente, el gato escaldado. ¡Y bien que lo van a escaldar ahora, pues se ve que aún no lo ha sido suficiente!Nunca debemos olvidar la importancia democrática de la educación y la cultura, por eso la derecha se resiste con uñas y dientes a dejar de controlarla y amañarla.