Las profesiones como las sanitarias se asocian a menudo con la idea de vocación. Sin entrar en si es algo que existe de forma mayoritaria entre mis compañeros, parece innegable que nos mueve la idea de mejorar la salud de nuestros semejantes y que tenemos un compromiso ético con ello. Por eso creo que, ante la perspectiva de que nuestro sistema socioeconómico genera y generará vidas cada vez más dañadas, limitarnos a prestar nuestros cuidados para tratar de repararlas es insuficiente.Son varias las razones que me llevan a afirmar esto, pero inmersos como estamos todavía en la pandemia de la covid-19 merece mención especial la crisis ecológica. Expertos de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) señalan la explotación insostenible del medio ambiente como origen de casi todas las pandemias. Por otro lado, el informe The Lancet Countdown apunta a que, de no tomarse medidas urgentes, los impactos del cambio climático traerán todavía más disrupción, amenazando vidas y añadiendo presión a nuestros centros sanitarios. Si seguimos degradando las bases que hacen posible la vida, el mejor sistema sanitario que podamos imaginar solamente será capaz de poner parches. Cabría esperar que la materialización de aquello de lo que la ciencia nos lleva tiempo advirtiendo fuera un revulsivo para cambiar de rumbo, pero en su lugar solo hay una intención desesperada de volver a la normalidad. Eso sí, pintada de verde. No impugno la totalidad de esa normalidad, pero podemos (debemos) aspirar a algo mejor.Considero que los profesionales de la salud podemos jugar un papel importante en esta transformación tan necesaria. Por un lado, en mayor o menor medida contamos con el respeto de gran parte de la población, por lo que prestar nuestras voces al discurso sobre la crisis ecológica puede ayudar a dotarlo de mayor legitimidad. Por otro, a raíz de la pandemia muchas hemos comprobado de forma directa los impactos que el deterioro ambiental tiene sobre la salud de las personas: no son ya meras cifras en un informe, sino que tienen el rostro y el nombre de algunos de nuestros pacientes. Además, relacionar la crisis ecológica con la salud de las personas es apelar a valores que la mayoría comparte.Seamos claros. Por desgracia el mejor momento para actuar ya pasó, pero el segundo,es ahora. Sigamos cuidando la salud, pero con una nueva perspectiva.

La autora es fisioterapeuta del Servicio Navarro de Salud